miércoles, 30 de abril de 2014

LAS NOTAS DEL DESTINO

Alguien habrá pensado que este blog ha pasado a ser uno de tantos blogs abandonados que existen, pero no es así. Llevo mucho tiempo pensando en publicar una entrada pero ese día no ha llegado hasta hoy.
Tengo una entrada pendiente, el relato ganador con el que conseguí ganar la última edición del certamen "Villa de Montefrío", una historia con la que he saltado de categoría, con "Las notas del destino" he sido galardonada con el segundo premio de la categoría local. Para mí ha sido un logro muy importante, que no hubiera sido posible sin la ayuda de Myriam Cobos, esta ha sido mi primer relato común. Y además, quiero agradecer la colaboración de Álvaro de Maqua, en la selección de la "banda sonora" que acompaña a este relato.
Las dos canciones que se nombran en la historia son:

https://www.youtube.com/watch?v=qiiyq2xrSI0   (Unchained Melody)

https://www.youtube.com/watch?v=kPBzTxZQG5Q   (Here Without You)

Me despierto, una luz cegadora me recibe. No puedo moverme y me duele todo el cuerpo, giro la cabeza lentamente y veo a mi madre, que se encuentra a mi lado, con la mirada perdida hacia la ventana. No sé donde estoy, intento mover los labios, pero ninguna palabra sale de ellos, hasta que con esfuerzo consigo decir “agua”. Mi madre gira rápidamente la cabeza, y pulsa un botón que hay por encima de mí, rápidamente aparecen una enfermera y un médico y entonces caigo en la cuenta de dónde estoy, aunque sigo sin saber el porqué.

Recibo la llamada alarmada de Laura, la madre de Isabela, se ha despertado del coma, pero está muy desorientada y no recuerda porqué está allí. Siento miedo de ser un extraño para ella y este año haya quedado en el olvido para siempre. Me dirijo al hospital con esa incertidumbre que me mata por dentro, pero a la vez con ganas de verla y oírla. Busco la habitación 1312 y golpeo la puerta suavemente.

Llaman a la puerta y la abren lentamente, aparece un chico alto, moreno, con ojos verdes y un gran atractivo. Pasa y saluda amablemente a mi madre, y después me pregunta:” ¿Cómo estás?”.Respondo amablemente, aunque sigo sin saber quién es. En su cara se ve la desilusión que le provoca mi respuesta educada, carente de significado, sin signos de alegría en mi voz. Veo como la sonrisa desaparece de su rostro y mi madre le da una palmada de consuelo en la espalda. Me siento incómoda ante esa situación, no quiero decepcionar a este extraño que pudo ser alguien en mi vida, me lleno de rabia e intento relacionarlo con algún vago recuerdo del pasado, pero mi cabeza parece un libro escrito con tinta invisible para mi mente que solo podré leer con el corazón.

Mi intuición no se equivocaba, Isabela no recuerda quien soy, al abrir la puerta me miró como si lo hiciera por primera vez, y sin embargo no dejó de sonreír, esa sonrisa tan especial que ponía cuando no entendía algo. Entonces solo pude responder con otra, una sonrisa forzada y un tanto amarga. Sin poder evitarlo me vine abajo, que decirle; que contarle, lo mejor era explicarle la verdad. Laura abandonó la habitación, yo ocupé su lugar, estaba más nervioso que cuando nos vimos por primera vez en nuestro parque. Esto suponía el comienzo de una nueva etapa, llena de incertidumbres. Lo que tenía claro es que tenía que volver a enamorarla y lo que más deseaba es que todo fuera como antes, aunque mi sentimiento de culpa no me abandonase nunca. No sé qué decir, así que ella con su característica impaciencia y curiosidad me lanza mil preguntas con difíciles respuestas: “Lo siento no sé quién eres, ¿Qué ha pasado?, ¿Cuánto tiempo llevo aquí?, ¿Por qué nadie quiere decirme nada?” y le contesto: “Demasiadas preguntas, ¿no crees? Lo mejor será que empiece por el principio, no seas tan impaciente.”

“Todo empezó un caluroso día de verano, estabas en tu casa aburrida, y decidiste jugar a un juego sin imaginar el resultado. Cogiste un folio de color azul, y escribiste en él: “Hola, debes de ser muy observador/a, me llamo Isabela, gracias por no tirar esta nota a la basura. Si quieres responderme deja una nota en papel rosa en el mismo lugar donde encontraste esta."

Todos los días, al pasar por el parque, buscabas entre esas dos piedras un papel rosa, pero durante unas semanas tu ocurrente nota seguía allí. Hasta que un día de agosto un chico sustituyó tu nota por su respuesta tan esperada por ti: “Me encanta, tu alocada y original idea, debes de ser una chica un tanto peculiar. Mi nombre es Hugo, cuéntame algo sobre ti y así conocerte un poco más.

Hola Hugo, debo confesarte que después de tres semanas no esperaba una respuesta. Tú también debes ser alguien diferente que se entretiene en mirar entre dos piedras. Pues… ¿algo sobre mí? No me gusta ser una chica más, algunos dicen que soy rara, mi familia dice que tengo una gran personalidad y mis amigos que estoy loca, aunque yo no me lo creo. Yo prefiero decir que vivo en mi mundo, tal vez un poco idealizado, pero con la esperanza de que algún día todo se haga realidad. Yo también quiero saber de ti, te toca contar tu parte.

Una respuesta singular, me has dejado desconcertado, supongo que no dejarás de sorprenderme en tus próximas respuestas azules. Todo el mundo espera demasiado de mí, lo único que quiero es conseguir ser yo mismo y no ser juzgado por lo que aparento ser. Me encantaría viajar por todo el mundo, descubriendo a las personas de lugares recónditos del planeta y recopilando sus historias. Es tal vez un poco idílico, pero creo en los imposibles.
(Empieza a escuchar la canción del primer enlace)

Esperaba la respuesta de un chico algo creído, lo típico en nuestra sociedad, y que le encantara el fútbol, pero es una grata sorpresa que todavía queden chicos bohemios, de esos que están en peligro de extinción. Tu sueño no parece tan imposible, me encantaría plasmar la vida de esas personas con mi objetivo, sin poses ni una situación previamente preparada. Mi mayor aspiración es recoger sentimientos, el alma de esas personas. Mi vida gira en torno a la música, así que podríamos nombrar canciones que acompañen a estas notas, y así nuestros mensajes serán distintos cuando los leamos y no simplemente palabras. Para mí este mensaje suena a: -Unchained Melody-.
(Si quieres puedes acabar de escuchar esta bonita canción, poner la canción del segundo enlace y continuar leyendo.)

Sería una aventura inolvidable, poder vivirla con una chica como tú, tan especial. La idea de las notas musicales me parece tan brillante como todas tus ideas anteriores, no me equivocaba, me sorprendes con cada palabra y ahora con esta gran canción. Yo he decidido acompañar este mensaje con -Here Without You-."

Aún con todo esto, no consigo recordar quién es, esto que me está contando parece algo sacado de un libro o una película más que de la vida real. Lo que sí recuerdo es la primera canción que ha nombrado, es mi canción favorita. Lo que no sé es si el chico que me está contado esta historia es el protagonista de la misma, o él interviene más tarde. El final de esta historia me tiene intrigada, al fin y al cabo se trata de mi vida. Se ha quedado callado tras ver mi expresión confusa y atónita, tras recordar mi canción, ya que he empezado a tararearla, inmediatamente se ha dibujado una gran sonrisa llena de alegría en su cara, una bonita y encantadora sonrisa, no he podido evitar sonrojarme un poco. Suelta una sonora carcajada y me ruborizo aún más, entonces él dice: “¿Quieres que continuemos?” Yo asiento con la cabeza y prosigue narrando este apasionante capítulo de mi vida marcado por el destino.

“Después de unas cuantas semanas más de intercambios, canciones, palabras y sentimientos plasmados en esas notas de colores, tu curiosidad te llevo a no querer esperar más, porque el verano estaba llegando a su fin. Cuando al chico le tocaba recoger tu nota, esperaste sentada en el banco más próximo, escondida tras tu libro favorito, La Historia Interminable, que ya habías desvelado en notas anteriores. Después de horas de espera, cosquilleo en el estómago e impaciencia mezclada con nervios e intriga, apareció él. Tú seguiste escondida, sin querer revelar tu identidad. Él decidió sentarse en otro banco y esperar a que tú te fueses para él poder coger la nota, sin testigos. Tú le observabas y vuestras miradas se cruzaban, entonces os reconocisteis, siguiendo vuestra intuición. Finalmente él se levantó y se acercó a ti lentamente, tú estabas tan nerviosa y paralizada a la vez, que no sabías si salir corriendo o acercarte a ese extraño que podía ser el chico que te había estado escribiendo esos bonitos mensajes. Pero no te moviste, cerraste el libro y esperaste a que él llegase a tu lado, unos segundos que parecieron minutos. Cuando él llegó, pronunció tu nombre en un susurro y tú preguntaste con voz temblorosa: “¿Hugo?”. En ese preciso momento ambos sonreísteis, sobraban las palabras. Comenzasteis a hablar, los dos os llevasteis una gran sorpresa al ver el aspecto del otro. Él parecía un chico pijo, superficial y creído, todo lo contrario a su personalidad. Y tú, sin embargo, eras exactamente igual a como te mostrabas en las notas, con esa deslumbrante sonrisa y esa naturalidad característica tuya. Ese 29 de agosto, estuvo repleto de risas, sentimientos e ilusiones compartidas, después de ese día nada volvió a ser igual. Las notas se convirtieron en encuentros, siempre en aquel parque, las melodías en risas y las letras en besos.”

“Pasaron los meses, cada día era más grande lo que sentíais el uno por el otro, intentabais veros lo máximo posible, aunque vuestros estudios requirieran tiempo, el parque quedaba cerca de ambas casas, era vuestro momento del día para desconectar. Aunque vuestra relación comenzó mediante palabras escritas, preferíais veros antes que escribiros.”

“Llegó el comienzo del verano, y él quiso darte una sorpresa, y llevarte a un lugar especial, ya que todos vuestros anteriores encuentros habían sido en vuestro parque. Pero, nunca llegasteis a aquel lugar."
“En ese momento parte de la tinta del libro, hasta ahora invisible, aparece completamente legible en mi cabeza y continúo la historia: “Aquel chico y yo íbamos en una moto, avanzábamos por un tramo lleno de curvas cercano a la costa, cuando de repente, un coche a gran velocidad chocó frontalmente contra nosotros. Y yo salí disparada por los aires…y ya no recuerdo nada más.” Lo miro con los ojos muy abiertos, él se muestra igual de sorprendido. Y pregunto:”¿Qué le pasó al chico? ¿Está bien?” “Sí, tranquila, él está perfectamente. En tan solo unas semanas se recuperó de las heridas superficiales, pero no fue tan fácil eliminar el sentimiento de culpa y las heridas del corazón. Él te quiere tanto que no ha dejado de arrepentirse de lo sucedido, aunque todos sus familiares y amigos dijesen lo contrario...” Entonces le corto a mitad de la frase y le digo:”Por cierto, aun no me has dicho quién eres”.
Él la mira a los ojos y le coge la mano, un silencio incómodo y eterno se apodera de la habitación, Isabela espera su respuesta, y aquél chico de ojos verdes, parece querer mantener en vilo a aquella peculiar chica, algo despeinada y con aspecto enfermizo. Entonces, responde:”Soy Hugo”. Isabela no puede evitar que una lágrima caiga por su mejilla, tal vez de la emoción acumulada, de los nervios que se habían apoderado de ella o de la felicidad de saber que él está a su lado. Entonces, toda la tinta de aquel libro, al principio inexistente, se hizo visible a su corazón, no eran palabras con tinta negra, ni de ningún color en especial, sino aquellas fotografías plagadas de sentimientos donde se plasmaban las almas de ambos. Y aquella historia era la vida de dos personajes del mundo, de algún rincón de este planeta.

Sed felices. (:

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